domingo, 17 de marzo de 2013

El Cuarenta Aniversario

  Hola chicas, diréis que de dónde salgo yo ahora, después de un mes sin publicar nada. Pues nada, lo que no pudo ni la gripe, ni el dolor de garganta, ni la otitis, lo hizo una contractura lumbar, me ha tenido alejada de la cocina durante todo este tiempo una lumbociática que aún arrastro, y este tiempo que no mejora tampoco ayuda mucho.


  El caso es que como cada curso se celebraba la Fiesta de San José en el colegio de mis hijos, ya os lo he contado años anteriores, es una fiesta dedicada a las familias donde nuestros niños participan en unas olimpiadas infantiles con sus pruebas deportivas, y donde los padres a parte de babear por todo el colegio viendo a nuestros hijos contribuimos como podemos.


  Unos ayudan dentro de la barra preparando y sirviendo raciones, otros con el rastrillo, otros vendiendo papeletas para la rifa,..., y nosotros no fallamos cada temporada con nuestra tarta para el concurso de postres, que después se venden por porciones. Todo lo recaudado va dirigido a diversos fines, que si quieren construir una ermita, o para las becas, etc.


  Yo no andaba para mucha faena este año con mi espalda dolorida, incluso intenté convencer a mis niños de no ir, pero ambos me lo pedían con esas caritas..., sí, esas de no haber roto un plato en su vida. Y así, con lluvia y todo acudimos, y lo hicimos con nuestra tarta claro, a ver quién se resistía a esos ojitos tiernos, yo desde luego no pude.


  Y bueno, el tema era otra cuestión, porque los relajantes musculares me tienen medio atontada y quieras que no, la imaginación se resiente. Por suerte el colegio este año me ayudó un poco, ya que se celebra el 40 aniversario desde su fundación, y se me ocurrió que ya que siempre intento reflejar en la tarta escenas relacionadas con el colegio pues esta vez no podía ser menos.


  Así que intenté plasmar en la tarta que se celebraba el 40 aniversario y toda la formación que reciben nuestros hijos, la deportiva, la académica y la religiosa, y todo abarca la formación en valores. Pues ala, ya tenía tema, ahora a ponerlo sobre la tarta, y así se me ocurrió lo que veis.


  Siempre intento que sea una buena tarta en cuanto a tamaño, ya que si se trata de vender porciones, así pueden sacarle más rendimiento. Así que levanté tres pisos y en cada uno planteé un aspecto de la formación del colegio y para rematar, el símbolo que el colegio anda utilizando todo este curso de celebración.


  Este año, el mal tiempo hizo que acudiera menos gente, pero aún así estuvo concurrido. Fue gracioso que esta vez se me acercaron algunas madres para preguntarme por la tarta, otras para felicitarme porque ya la habían visto y les había gustado mucho, también lo hizo algún profe.


  Y para alegría de mis peques volvimos a llevarnos el primer premio, fue mi hijo mayor el que recogió el premio, ya mi dolor de espalda estaba haciendo estragos después de pasar la mañana detrás de ellos viendo sus actividades deportivas bajo la lluvia, y teníais que ver lo orgulloso que venía con la copa del vencedor...jajaja


  Al peque le ha gustado tanto que me lo pidió para ponerlo en su dormitorio, y lo único que le ha faltado ha sido dormir con él, porque ya anda esta mañana de nuevo con él de acá para allá. Los dos van contando los años y me dicen alucinados que ya llevamos cuatro años seguidos ganando, según ellos no nos ganará nadie nunca, y yo no paro de decirles que por ahí hay mucho talento suelto y que cualquier año llega una mami que lo haga mejor que yo.


  De momento tengo suerte y no los decepciono nunca, y claro, como no quiero que se lleven ningún chasco los intento mentalizar de que no se puede ganar eternamente, y siempre me dicen que aunque no me lleve el premio, para ellos nuestra tarta es la mejor, y eso sí que es un premio ¿verdad chicas?


  Porque ese cariño y esa ternura no se puede pagar con todos los primeros premios del mundo, y saber que valoran tu esfuerzo y tu dedicación es la mejor recompensa. Cuando me enteré de que mi hijo mayor le había estado preguntando a su profe si se suspendía por el tiempo porque yo andaba haciendo la tarta con dolor de espalda y no quería que hiciera el esfuerzo  para nada, debo confesaros que me derretí y no pude hacer otra cosa que darle un abrazo enorme e inflarlo a besos.


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